ÉTICA Y RESPONSABILIDAD SOCIAL

Por - CNEC
12-12-19 22:50

2020: la antesala

María Elena Salazar. Consultora especializada en Transformación y Alineación Estratégica. Ha participado en proyectos de alta complejidad en diversas industrias del sector privado en México, Norte, Centro y Sudamérica. Asimismo, se ha desempeñado como consultora en la administración pública mexicana. Ha escrito para publicaciones en México y EU relacionadas con transformación, liderazgo y responsabilidad social. Tiene también experiencia como profesora universitaria.

 

 

Mantén tu mirada más allá del horizonte mientras haces todo lo necesario ahora.

Warren Bennis

 

La década que comenzamos es la antesala de grandes cambios a nivel global; el Foro Económico Mundial vaticina la mayor innovación experimentada en la historia durante los próximos treinta años, es decir, entre el 2020 y el 2050. En esa ruta, continuaremos sorprendiéndonos con gran cantidad de novedades, las cuales debemos procesar ágilmente y gestionar eficientemente, motivándonos incluso a desprendernos o reaprender de algunos paradigmas que hasta el día de hoy han funcionado. 

De acuerdo al reporte “Riesgos globales de la transformación - 2019” de ese mismo foro mundial, se visualizan potenciales problemas en términos económicos, ambientales, geopolíticos, sociales y tecnológicos, que modificarán (según sus propias palabras) no sólo lo que hacemos, sino quiénes somos, impactando en nuestra identidad individual en sus diferentes facetas, nuestra privacidad, la comprensión de conceptos como la propiedad, la naturaleza del ser humano, nuestros hábitos y el desarrollo de nuestras profesiones y talentos.

En resumen, se esperan impactos en las “cabezas y corazones” de las personas. Lo anterior puede convertirse en uno de los mayores retos y en una imperante responsabilidad social y ética. Las acciones de mitigación correspondientes están siendo cada vez más necesarias en forma proactiva, metodológica, objetiva e integral.

 

¿Qué nos espera?

Aunque aceptan cierto grado de desconocimiento por el futuro, los investigadores documentan tendencias relacionadas con un estrés psicológico a nivel social, derivado del sentimiento de incertidumbre y falta de control. Los cambios esperados hacia 2050, que van incorporándose a nuestro entorno, nos invitan a poner énfasis en el conocimiento y cuidado en temas que involucran la dignidad y la vulnerabilidad de las personas.

Situaciones como el posible robo o suplantación de identidades en entornos digitales, la invasión a la privacidad, la violación al concepto de propiedad, la manipulación y falsas noticias, potenciales adicciones digitales, depresiones colectivas, dilemas éticos respecto a la naturaleza de la humanidad y otros que escapan de nuestro contexto mental actual, son los impactos a mitigar.

Dentro de toda esta vorágine hay una posible solución que, aunque pudiera parecer aspiracional o incluso romántica, ha sido establecida por el mismo grupo de investigadores: consiste en trabajar desde ahora movilizando la sabiduría colectiva de nuestras mentes, corazones y almas. Estos científicos sociales nos invitan a redescubrir y aprovechar nuestro potencial y visión, fortaleciendo la inteligencia contextual (mente), emocional (corazón), inspiración (alma), así como física y de bienestar (cuerpo), para conformar lo que denominan “renacimiento cultural”. Conceptos considerados por los primeros filósofos vuelven a la arena actual, demostrando que, a través de los siglos, hay cimientos que conforman el potencial del ser humano.

En esta propuesta, cada uno de los riesgos descritos tiene el potencial de ser sustituido por un elemento de ese renacimiento cultural, configurando un modelo centrado en la persona; basado en una cooperación multilateral eficaz, con acciones de diferente tamaño, impacto y calibre que conformen una coalición efectiva, la que aunada al sentido de urgencia que el tema requiere y una visión compartida, pueden encaminarnos a la adopción de esta buscada nueva cultura que en su concepción ideal, busca formarse a nivel mundial.

 

Identidad, mente y corazón

Aunque el impacto al individuo derivado de los cambios económicos y tecnológicos es un tema profundo que debe estudiarse en forma multidisciplinaria, cada uno debemos prepararnos, en la antesala que representa el 2020, para influenciar de forma adecuada a ese intangible pero trascendental conjunto de elementos del ser humano: su identidad, su mente y su corazón. Esta impactante intervención es la que desencadenará las bases del futuro.

Hagámonos verdaderos amigos del cambio: familiaricémonos con los nuevos paradigmas y riesgos; cuidemos y exijamos respeto por la identidad personal, digital y virtual, los derechos y la propiedad, las fuentes fidedignas de información, la ética corporativa y social, la bioética, entre otros. Demos nuestra mayor contribución a los profesionistas del 2050 para que enfrenten los retos que probablemente traerá en su momento la nueva visión rumbo al 2100 que, sin duda, será de mucha mayor envergadura.

Finalmente, propongo el reto de escribir un epígrafe de nuestra historia personal durante este crucial año: aprender con base en información fidedigna y apoyar a este gran objetivo. Los resultados son personales y confidenciales, pero repercutirán en los cimientos de la nueva economía y entornos digital y social. Nuestras acciones no serán exhibidas, pero impactarán en los más preciados elementos que tenemos como personas, así como en el futuro de la ética y la responsabilidad social de nuestro mundo.


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