El contenido de esta columna es responsabilidad únicamente de su autor, no refleja el punto de vista de la Cámara Nacional de Empresas de Consultoría (CNEC) y tampoco es parte de relación comercial alguna. Se difunde únicamente con fines informativos.
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“El conocimiento llega, pero la sabiduría permanece”
Alfred Tennyson
Hablar sobre la creciente tecnificación del trabajo, la absorción de profesiones por parte de la inteligencia artificial, así como del futuro laboral, son temas de gran actualidad; a este respecto, las habilidades humanas y su valor agregado rumbo al desarrollo, han sido durante décadas temas de estudio en diferentes foros.
A este respecto, las habilidades referidas como “suaves” se han posicionado como el complemento de los conocimientos de negocio para adaptarnos a la era digital. Citándolas en forma general, la resolución de problemas, la autogestión, el trabajo entre personas, así como el uso y desarrollo de la nueva tecnología, conforman parte importante del perfil del todo trabajador.
Fortaleciendo nuestro perfil
Recientemente, aparecen las llamadas “habilidades de poder” o “power skills”; que refuerzan a las habilidades “suaves” y lo hacen en pos de enriquecer nuestro perfil como seres humanos integrales; esto se hace realidad adicionando elementos intangibles que están inmersos en lo más profundo de nosotros, que son los principios y los comportamientos; es decir, las normas que rigen todos nuestro actuar y la forma como dirigimos nuestras acciones respecto al ambiente en que nos desenvolvemos, respectivamente. De igual manera, ubican como clave algunos otros elementos como el saber construir redes de colaboración y el construir pensamiento innovador en forma sostenible. Y lo más interesante, que contiene habilidades que (al menos aún), la inteligencia artificial no puede replicar.
¿Cómo generan valor?
Philip J. Hanlon, creador del concepto, las califica como el verdadero poder de un ser humano, ya que suman y dan valor al integrar el saber, el hacer, las actitudes, los principios y los comportamientos. De igual forma, Marina Lerance, en el artículo: “De soft skills a power skills: las habilidades más requeridas” (El Economista) menciona que, en esta época de reajuste de talento, el contar con habilidades que la tecnología no tiene, hace al ser humano más calificado y atractivo en el mercado laboral.
“A la par de la creciente demanda de tecnología en actividades laborales, permanecen otras que forzosamente requieren las habilidades para responder a tareas “intrínsecamente humanas” y de alto valor” que irán surgiendo en nuestro recorrido hacia el futuro”
(Fragmento del artículo: “De soft skills a power skills: las
habilidades más requeridas”, El Economista, Marina Ierace, agosto 2022)
Lo anterior debe hacernos pensar que, ya sea por convicción y/o por interés, es importante reforzarlas constantemente durante nuestra transición. En mi opinión, es clave hacer énfasis en los dos nuevos elementos (principios y comportamientos), ya que son la base y guía de nuestro actuar integral. Adicionalmente, unirlas a esos dos componentes de otras personas, para formar redes de colaboración y ecosistemas de pensamiento innovador que nos enriquezcan como talento y como personas.