Ciberespacio

Por - CNEC
07-06-21 17:49

Forjando legados

Por:  María Elena Salazar 

                        

La interacción entre individuos se traslada en forma importante hacia los entornos virtuales y digitales. El reporte Digital 2021 de la Agencia We are Social, nos habla acerca de que los usuarios que ya coexisten en algunas de las redes sociales más populares a nivel mundial: Facebook muestra una “población” de 2,740 millones de “habitantes” e Instagram de 1,221 millones; sin duda, inmensas “poblaciones” que van creciendo día a día y superan a la de algunos de los países más poblados que conocemos en el entorno físico.  

De igual forma, el profesor Klaus Schwab, Doctor en Economía y líder de importantes foros internacionales, indica en su obra “La Cuarta Revolución industrial” que para 2025 se estima que el 80% de las personas tendremos presencia en internet. Adicionalmente, siguen surgiendo redes, comunidades, tribus y organizaciones virtuales y digitales alrededor del mundo. Ciencias como la netnografía y la antropología cibernética, comienzan a estudiar la manera en que interactuamos en esos entornos como generación de transición de esta cuarta revolución industrial. Es, el día de hoy, el momento de comenzar a construir un buen testimonio para los registros de la historia.  
                        
Durante la construcción de este testimonio generacional, la ética más que una buena intención, se convierte en un atributo obligatorio no solo dentro de todo gobierno social y corporativo, sino en la vida cotidiana de nosotros, los individuos. Si bien es cierto que el primer reto ético que visualizamos puede correr a cargo de las grandes corporaciones fabricantes de estos entornos e incluso de otros tipos de inteligencia, todo comienza y tiene proyección en las formas más sencillas de interacción que manejamos a diario. Nos corresponde trasladar a los espacios virtuales y digitales, prácticas de interacción que nos permitan vivir en transparencia y libertad, depurando malas praxis que no estén alineadas a nuestro deber como miembros de una sociedad. 
                        
Riesgos y retos 

Sin duda este paso a los mundos virtuales y digitales está trayendo beneficios en todos los sentidos para nuestra especie; sin embargo, hay riesgos latentes. De acuerdo a científicos sociales, temas fundamentales como la integridad y respeto a la identidad virtual y digital, la seguridad y respeto a la información que se encuentran en esos espacios, los cuidados a la salud emocional y mental derivada de esa interacción, son temas que comienzan a estar en manos de especialistas. He aquí la importancia de sentar bases sólidas en este respecto. 

                        
Buscando identificar alguno de los cimientos para sentar esas bases, me refiero a las diversas investigaciones de Robert Feldman, psicólogo social, que en sus publicaciones reitera la importancia de la confianza y empatía como uno de los indicadores de prosperidad de todo grupo, incluso en ambientes virtuales y digitales. Desafortunadamente, también muestra en forma fehaciente cómo se ha permeado y normalizado en nuestra cultura el engaño en la interacción humana, incluso desde el proceso de socialización infantil. 

Desde pequeñas invenciones en la vida cotidiana (“no estoy”, “luego te llamo”), el posible autoengaño de quiénes somos realmente, la aparente ventaja que da la mentira a quienes deciden utilizarla, el uso de las consideradas falsedades “cosméticas, piadosas o inocentes” en las redes sociales, hasta llegar a utilizar el engaño como un arma de defensa y convertirla en una ruptura de confianza a nivel social, construyen un obstáculo para el verdadero desarrollo y un patrón altamente riesgoso. 

Hablado del ciberespacio, Feldman refuerza la importancia de la sinceridad electrónica, tema que en mi opinión debe tener raíz en el mundo natural y/o físico, para trasladarse a este nuevo entorno. Dicho en otras palabras, solo podemos proveer lo que poseemos. 

                        
Mitigar a través del cambio 
Nos corresponde ser una generación que camina a lo largo de un profundo cambio, y la ética se vuelve uno de los parámetros para la construcción de los ecosistemas que vamos conformando. Generacionalmente tenemos la oportunidad de construir los cimientos y reglas de interacción virtual y digital, incluso para darle la bienvenida a transhumanos y/u otras formas de vida que no imaginamos, pero que tendrán su base en nuestro legado, el cual comienza en las pequeñas cosas del día a día. 

Netnógrafos y antropólogos digitales del futuro (del año 2050, 2100 e incluso 2,200) hablarán sobre el testimonio y contribución de nosotros, las generaciones de transición al mundo digital. ¿Qué dirán esos estudios científicos acerca de la forma en que nos adaptamos a estos nuevos ecosistemas y lo que aportamos como bases para la interacción virtual y digital? Actuemos hoy de acuerdo a lo que deseamos sea nuestra aportación a la historia. 
                                             

*Consultora especializada en Transformación y Alineación Estratégica de Procesos. Ha participado en proyectos de alta complejidad en diversas industrias del sector privado en México, Norte, Centro y Sudamérica, Asimismo, se ha desempeñado como consultora en la Administración Pública Mexicana. Ha escrito para publicaciones en México y EU relacionadas con transformación, liderazgo y responsabilidad social. Tiene también experiencia como profesora universitaria.

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