
“Si conoces el cosmos, te conoces a ti mismo”
Desconocido
¿Has visto el cielo últimamente? Durante enero y febrero de 2025, los observadores del cielo, los científicos y el público interesado en el tema, tenemos la oportunidad de apreciar un espectáculo impresionante denominado “el desfile planetario”. A lo largo de estos dos meses, los planetas que conforman nuestro sistema solar se han estado alineando uno a uno ante nuestros ojos, brindando un espectáculo impresionante que culminará con la formación casi recta de 7 planetas el próximo 28 de febrero.
De acuerdo con ciencia.nasa.gov, este desfile es observable en el crepúsculo, antes del amanecer o después del atardecer; algunos planetas se aprecian en forma más clara, brillantes y a simple vista, mientras otros son tenues a nuestros ojos, requiriendo de cielos obscuros “limpios” o descontaminados para poder detectarlos.
Ciencia.nasa.gov sustenta que los planetas constantemente giran en sus órbitas y su alineación en movimiento es común, mas no siempre notoria para nosotros. Eventos visuales como el que está teniendo lugar nos permiten a los seres que habitamos la tierra, como lo menciona esta institución, “levantar nuestra mirada y darnos cuenta el mundo en el que vivimos”. Finalmente, es importante mencionar que este es un momento importante, ya que, de acuerdo con BBC News Mundo, no lo volveremos a ver sino hasta 2040.
La metateoría
Esta alineación planetaria nos permite recordar algo que pudiera parecer obvio, pero es profundo y es la base del funcionamiento de todo ecosistema (personal, laboral y/o social): nuestro entorno es un conjunto de sistemas con diferentes elementos que, a pesar de no ser siempre perceptibles, conforman mediante su actuación el resultado (favorable o desfavorable) del mismo.
“Un sistema es un conjunto de elementos que interactúan”
Ludwig von Bertalanffy
Lo anterior está contenido en la Teoría General de Sistemas, que es considerada una metateoría, debido a que, de acuerdo con estudiosos como Stephen Pepper, sirve como marco conceptual para entender el mundo y es aplicable para analizar y entender cómo funcionan sistemas en diversos rubros; entre otros, la astronomía (como en el caso que abordamos al inicio de este artículo), la biología, la administración, la ingeniería o la tecnología.
Esta metateoría, desarrollada inicialmente por Ludwig von Bertalanffy y validada por estudiosos a través de la historia, ha evolucionado, manteniendo sus fundamentos inamovibles, y en la actualidad es la base para enfoques como las denominadas ciencias de la complejidad, así como para diferentes sistemas de gestión y de calidad, ofreciendo principios universales, integrando y sintetizando diferentes teorías y brindando bases para desarrollar teorías específicas o especializadas.
En términos de sistemas de gestión, de mejora o de calidad, también la tienen como base. Respecto a la última de estas tres, podemos citar un listado completo de normas como referencia; sin embargo, y dado el cambio continuo y acelerado que vivimos, me gustaría mencionar en forma especial a la norma ISO 56002:2019 - Gestión de la Innovación, que precisamente busca guiarnos para “levantar la mirada y entender el mundo (entorno u organización) en que vivimos” para impulsar nuestros planes y objetivos.
De acuerdo al contenido establecido por la Organización Internacional de Estándares (ISO), esta norma nos invita a recordar la Teoría General de Sistemas, buscando una visión sistémica identificando las interconexiones entre los procesos, recursos y personas en movimiento que conforman nuestro entorno; ver más allá de lo evidente, siguiendo listas de verificación para asegurar entender todos los elementos de nuestro ecosistema; y procurando una participación activa de todos los involucrados.
Como en el caso del desfile planetario, esta norma y cualquier enfoque de calidad que elijamos, nos recuerdan que, para innovar, tener continuidad o mejorar, debe haber una total sinergia entre los elementos que conforman un sistema, sean o no visibles, caminen a la misma o a diferentes velocidades y se encuentren, hagan intersección en diferentes momentos o no se encuentren frente a frente nunca; su interrelación es siempre existente.
Mirar hacia arriba
Convertirnos en “observadores del cielo” o entorno en el que nos desenvolvemos, es una tarea básica para nuestro éxito. Entender, al menos en forma general, la manera en que interactuamos con los diferentes elementos de los sistemas en movimiento a los que pertenecemos, es colaborar con nuestro aprendizaje. Conocer la forma en que podemos lograr una mejor apreciación de nuestro “cosmos” o en su caso, equiparnos para ese efecto, es enriquecer nuestro enfoque. Observar y celebrar nuestros resultados como un solo sistema, nos permitirá mejorar el conocimiento de nuestro ecosistema y de nosotros mismos. ¿Cómo iniciar? simplemente “levantando la mirada”.

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