FINANZAS

Por - CNEC
14-10-19 13:50

Industria y transición energética

Sebastián Aguayo.Economista por el IPN, tiene más de 20 años de experiencia en seguros y reaseguros. Comenzó en Reaseguros Alianza convertida en SwissRe en 1997, donde fue suscriptor de Contratos XL; se unió a Reinmex, corredores de reaseguro en el mismo año y se encargó de la cartera de Aviación; más tarde incorporó Marine. Trabajó para Marsh UK Ltd en el año 2000 como broker en el mercado de Lloyd’s. Colabora con Marsh, Brockman y Schuh desde el 2006. En el ramo de Marine & Energy tiene experiencia en la atención de operaciones petroleras, plataformas de perforación, transbordadores, pesqueros y yates. En aviación ofrece asesoría y servicios de administración de riesgos a aerolíneas, operadores de aviación general, aeropuertos y operadores satelitales.Es subdirector del área de Energía e Infraestructura de Marsh, proporcionando servicios adicionales de valor agregado a los clientes.

 

El consenso es mundial: la economía actual basada en el uso de energía proveniente de fuentes no renovables, es insostenible. En primera porque son recursos que en algún momento dejarán de estar disponibles, y la segunda es que su uso (de petróleo, gas, carbón mineral), genera contaminantes que han provocado que la temperatura del planeta se incremente, con efectos como eventos de clima extremo e impredecible, extinciones en masa y deforestación.

Los aumentos predichos de aumento en el volumen en el mar son tan inmediatos que ciudades como Nueva York ya están planeando construir una barrera para una sección de la urbe, o países como Indonesia planean mover de lugar su capital para evitar que se inunde.

La ONU y muchas otras organizaciones han llamado a que se acelere el cambio a una economía mundial que dependa menos del uso de combustibles fósiles o no renovables, a una que obtenga su energía de recursos renovables y limpios, una transición energética. Como comenté en una edición anterior, la ONU ha creado un plan de Objetivos de Desarrollo Sustentable (17 iniciativas que el mundo debe de tomar para asegurar el desarrollo sostenible) y, de forma más inmediata, el mantenimiento de los estándares de vida actuales; el objetivo 7, Energía Limpia y Accesible, pretende atender la transición energética tan urgente.

 

Transiciones energéticas y conversiones

En el pasado han existido otras transiciones energéticas. Antes de la Revolución industrial se quemaba madera, pero el grado de deforestación fue tal que países como Gran Bretaña se vieron forzados a recurrir al carbón mineral como combustible, cambio que resultó uno de los factores que permitieron dicha revolución; otro ejemplo es la caza de ballenas, un aceite en su grasa corporal fue usado durante muchos años como combustible, pero al declinar su población en el siglo XIX este combustible se volvió escaso, provocando su reemplazo por queroseno y otros derivados del petróleo, dando paso a la economía basada en combustibles fósiles.

Estas transiciones se han dado de forma espontánea, obedeciendo a las leyes del mercado; sin embargo, en la que estamos encaminados tiene consecuencias tan graves (en caso de no atenderla prontamente) que los gobiernos del mundo han adoptado políticas e iniciativas de forma conjunta o individual para acelerarlo.

Las teorías iniciales mostraban que el cambio climático se podría aminorar si existía un cambio radical de los combustibles fósiles a energías renovables. Regiones como Europa las tomaron e incorporaron en sus planes de gobierno, fomentando vía subsidios la conversión; esta conversión sin duda ha ayudado a disminuir el problema (Europa es líder en porcentaje de energía renovable).

Pero los subsidios sólo pueden ayudar hasta cierto punto y no todas las naciones tienen el recurso para hacerlo; por otra parte, esta conversión implica gastos importantes que algunas naciones del mundo (las menos desarrolladas, que todavía dependen del combustible fósil) consideran que debe ser compartido junto con las economías más desarrolladas (que ya contribuyeron fuertemente a la contaminación, pero que no siempre les es fácil compartir los recursos). Aún así, bajo cifras de la ONU, el flujo financiero hacia las naciones en desarrollo para este rubro alcanzó cerca de 18.6 billones de dólares en el 2016, casi el doble de la cifra correspondiente al 2010.

Una tercera vía es la conversión gradual, mediante el uso de tecnologías y fuentes de energía que, si bien siguen siendo contaminantes, son menos que los combustibles fósiles; son las energías puente o de transición energética, como el gas natural; la combustión de gas natural genera menos contaminantes que la quema de carbón u otros combustibles y durante muchos años fue considerada una solución eficaz, pero el gas ha mostrado que tiene varios componentes que no han dado los resultados esperados.

Por una parte las inversiones para sustituir la infraestructura basada en carbón a una de gas es costosa y no todos cuentan con los recursos; por otra, estas inversiones tienden a ser de largo plazo, perpetuando el uso de esta tecnología más allá de su vida útil como combustible “puente” y finalmente, aun cuando los contaminantes son menores a los de otros, la quema de gas sigue produciendo gases invernadero que contribuyen al calentamiento del planeta.

Las innovaciones tecnológicas pendientes en la industria del gas natural son varias: la construcción de plantas que operen a temperaturas mayores para quemar de forma más eficiente el gas; poder operarlas a diversas capacidades dependiendo de la demanda, y mejoras en los sistemas de detección y control de fugas; también el transporte de gas natural debe de mejorar.

 

Opciones alternas y de transición

Los combustibles derivados de fuentes biológicas se consideran una alternativa; son productos obtenidos de forma directa de las plantas (como el etanol de la caña de azúcar) o de procesos biológicos (como el gas derivado de la descomposición de materia orgánica).

Pero existen barreras para su desarrollo: generar el cultivo de una planta para producir combustible tiene la implicación ética que este cultivo pudo haber sido usado para alimento; por otra parte, los volúmenes que se generan son muy bajos; aparte de que la agricultura a escala industrial conlleva sus propios problemas de deforestación, desplazamiento de especies naturales y erosión de suelos.

Otra solución es el aumento de la eficiencia en el transporte; la industria de automóviles es la que más ha invertido en investigación y desarrollo, representando casi el 25 % del gasto mundial en ello en el 2018; numerosas tecnologías pueden aumentar la eficiencia de los autos y otros transportes en los rubros de mejoras aerodinámicas, electrificación de la transmisión e incluso de aditivos al combustible que permitan una quema más limpia y eficiente, como los compuestos catalíticos en las gasolinas que disminuyen el consumo y la emisión de gases invernadero.

Es por ello importante buscar combustibles que estén certificados por la ONU que contribuyen a la transición energética, como el combustible de Gulf Oil para el caso de México.

 

Otras formas de acelerar la transición energética

Está el mejorar las eficiencias de las redes eléctricas (el mundo depende cada vez más de la electricidad, la energía más demandada, sobrepasando a los combustibles tradicionales); al igual que el gas natural, la producción y transmisión de electricidad requiere de grandes obras de infraestructura y largos periodos de retorno, por lo que la búsqueda tradicional de eficiencias no tiene la velocidad de cambio necesaria.

Esto ha generado iniciativas tecnológicas que buscan descentralizar y hacer local la producción y el consumo de electricidad, centrales solares, eólicas e hidráulicas más pequeñas; redes de electricidad inteligentes que puedan asignar mayor capacidad donde se necesite y mejoras en los sistemas de almacenamiento (baterías u otras tecnologías, como usar una parte de la electricidad generada en el día por una central solar para elevar volúmenes importantes de agua y luego ésta se deja bajar impulsando una turbina en la noche, cuando la central solar no produce electricidad).

 

Si bien el camino a una economía basada en energías limpias y renovables parece complicado, es un imperativo acelerar el cambio, desde el nivel de política de gobierno, fomentando vía subsidios o subastas la generación limpia, hasta el nivel individual, buscando gasolinas menos contaminantes y mejorando la eficiencia y uso razonable de la electricidad.


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