EDUCACIÓN

Las habilidades blandas o soft skills, son las competencias sociales o habilidades personales que se desarrollan a lo largo de la vida y que permiten integrarse eficientemente en ambientes laborales, permitiendo relacionarse mejor y comunicarse de manera efectiva con otros; son cualidades que las empresas buscan con frecuencia en sus colaboradores.

Los procesos de selección de talento han evolucionado, producto de las implicaciones de la globalización y la sociedad del conocimiento para el mercado laboral. Las competencias blandas promueven la integración de estrategias de desenvolvimiento personal y profesional en las organizaciones para coadyuvar la eficiencia en la comunicación, el liderazgo y el trabajo en equipo.

La valoración de las competencias ha cambiado con el tiempo. Hace 20 años, por ejemplo, se apreciaban más las cualidades intelectuales; en el contexto contemporáneo cambiante e impredecible de la economía y el trabajo, las habilidades blandas han resultado ser el complemento idóneo para las hard skills o habilidades duras, las que se adquieren en los años de formación académica disciplinar.

Educación continua

De esta forma, los profesionales que recién egresan se enfrentan a un gran desafío en su inserción en el mercado laboral, porque la educación superior, en ocasiones, es insuficiente para dotar de las competencias para integrarse de forma eficiente en el trabajo, y es en éste en el que completan el desarrollo de las competencias profesionales. Quienes no tienen la oportunidad de aprender en su entorno laboral, recurren a la educación, cuyo propósito es actualizar conocimientos y saberes para la vida y para el trabajo: la educación continua.

Para fortalecer la competitividad de las empresas, los empleadores buscan conformar equipos de alto rendimiento, capaces de promover ideas, productos y servicios de manera poderosa y eficiente. Las habilidades blandas que se deben desarrollar o fortalecer, y que los reclutadores buscarán en 2020, para cubrir las necesidades que las empresas requieren, son:

·Comunicación. Es una de las más requeridas, ya que va más allá del simple hecho de hablar; una adecuada comunicación implica escuchar activamente y expresar clara, oralmente o por escrito, las ideas con detalle y convicción.

·Inteligencia emocional. Es clave para identificar y manejar emociones personales y sentimientos que permiten crear una motivación propia y gestionar de manera eficiente las relaciones con los demás.

·Organización. Consiste en una correcta planificación y ejecución de proyectos y tareas, para lograr que el trabajo individual o en equipo sea eficiente.

·Trabajo en equipo. Permite la generación e intercambio de ideas innovadoras y creativas, tanto para promover mejores resultados en el trabajo, como para la resolución de problemas.

·Pensamiento crítico. Implica integrar en la ejecución del trabajo la capacidad de utilizar imaginación, razonamiento, experiencia pasada, investigación y recursos disponibles, para comprender y resolver diversas situaciones complejas e inherentes a cualquier profesión.

·Otras habilidades. Toma de decisiones, proactividad, adaptabilidad al cambio y amabilidad, son de las más buscadas por los reclutadores.

La educación continua o a lo largo de la vida (life long learning, LLL), es una modalidad educativa que brinda oportunidades de desarrollo de competencias blandas o duras, según lo requieran, para vencer la obsolescencia laboral.

Formación académica en competencias blandas

Dada la pertinencia y relevancia de las competencias blandas para la vida y para el trabajo, las universidades han comenzado a incluir en sus programas educativos, independientemente de su modalidad, los siguientes temas:

· Capacidad resolutiva (resolución de problemas complejos), creatividad, innovación y adaptabilidad.

· Aprender a aprender, para el análisis de la información; no es lo mismo memorizar, que comprender y entender.

· Pensamiento crítico y analítico, capacidad de reflexión.

· Gestión de personas, negociación, capacidad de diálogo, habilidades comunicativas y organizativas.

· Disposición para el trabajo en grupo, colaboración y apoyo a los compañeros.

· Inteligencia emocional, habilidades sociales, control de las emociones, capacidad de trabajar bajo presión, integridad, respeto, tolerancia, mentalidad abierta, flexibilidad, sentido del humor, optimismo y empatía.

· Formación continua y cultura general.

· Motivación, iniciativa, perseverancia, curiosidad e interés.

· Autonomía, autoconocimiento, responsabilidad, gestión del tiempo y sentido común.

· Valores y ética.

· Lenguaje gestual, corporal y no verbal.

Mediante metodologías activas de aprendizaje, las instituciones están complementando la educación con herramientas como el aprendizaje por proyectos o basado en problemas. Una educación basada en competencias en la que los estudiantes son el centro del proceso de enseñanza y aprendizaje, les provee espacios para además desarrollar la iniciativa, la proactividad y la imaginación para insertarse eficazmente en el campo laboral.